El automóvil más caro sobre la faz de la Tierra podría tener precio: 52 millones de dólares (más de 38 millones de euros al cambio actual). El automóvil clásico e histórico se ha convertido en una de las inversiones más rentables que podamos hacer. En los últimos meses hemos conocido multitud de historias de ese clásico que hace un año se subastó por un millón de dólares y por el que ahora se pagan dos, tres y hasta cuatro millones. Hablamos de un margen de beneficio impresionante que supera con creces los alcanzados con los mejores negocios que pudiéramos enumerar.
Evidentemente no todo el monte es orégano. La elección del modelo, el estado de conservación y/o restauración y la historia que lleva detrás, son muy importantes para que se produzca una revalorización tan alta. De entre todos los clásicos también existen modelos “calientes” que se sitúan entre los predilectos para coleccionistas y especuladores, históricos como el Bugatti Type 57 o el Ferrari 250 GTO que nos ocupa.
Muy pocos coches pueden presumir de tanta exclusividad (39 modelos producidos), tanta historia(notables victorias en las carreras más importantes de los años 60) y cotizaciones astronómicas (por menos de diez millones de euros mejor ni planteárselo).
No sabemos si la burbuja de los automóviles clásicos millonarios explotará. Los expertos están preocupados puesto que un margen de beneficios tan alto no es sostenible para ningún negocio. No obstante, esta burbuja no afecta a cualquier clásico y como podemos ver tirando de hemeroteca, generalmente solo se produce con modelos muy peculiares y sobre todo con el Ferrari 250 GTO.
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